En este tema lo más importante que se explica son los niveles de evidencia. También nos comenta que no hay que confundir los objetivos de la investigación (que quieres descubrir con lo que vas a hacer) con los objetivos de la práctica profesional (que quieres hacer con lo que has descubierto).
Con respecto a la hipótesis hay que destacar que solo aparecen en estudios analíticos o experimentales y que enlaza variables independientes y dependientes. Asimismo toda hipótesis se debe formular en términos de "hipótesis nula".
Por último, hay que distinguir 4 niveles de evidencia: nivel de evidencia I en el que se abarcan los mejores artículos los cuales no pueden tener sesgos; nivel de evidencia II obtenida de por lo menos un experimento clínico controlado, adecuadamente aleatorizado o de un meta-análisis de alta calidad, pero con probabilidad alta de resultados falsos positivos o falsos negativos; nivel de evidencia III que se subdivide a su vez en 3 niveles: III.1 obtenida de experimentos controlados y no aleatorizados, III.2 obtenida de estudios analíticos observacionales y III.3 obtenida de cohortes históricas y es el más frecuente; y finalmente nivel de evidencia IV obtenida de opiniones de autoridades respetadas.
A su vez, según el nivel de evidencia que se tenga surgen 5 grados de recomendación: grado de recomendación A por lo general de evidencia nivel I; grado de recomendación B de nivel II, III.1 o III.2 por lo general; grado de recomendación C de nivel III.3 o IV generalmente; grado de recomendación D (de nivel II, III.1 o III.2) y grado de recomendación E (de evidencia I por lo general), perteneciendo estos dos últimos a grados de exclusión.